La Dehesa Salmantina: El paraíso del vacuno en España
Si hay un paisaje que define Salamanca, ese es sin duda el Campo Charro. Hablamos de la dehesa, un ecosistema singular y característico de la península ibérica que conjuga agricultura, ganadería, aprovechamiento forestal y actividad cinegética. Un territorio de encinas, robles y pastizales donde el ganado vacuno encuentra un lugar ideal para su desarrollo, y donde tradición y naturaleza se funden para dar origen a una carne reconocida en todo el país: la Carne de Salamanca.
Un ecosistema único en el mundo
La dehesa es fruto de siglos de interacción entre el ser humano y el bosque mediterráneo. A través de un manejo respetuoso se fueron aclarando los bosques, dando lugar a praderas arboladas de encinas, alcornoques o quejigos, combinadas con matorral y pastizales. Este paisaje no solo ofrece belleza y biodiversidad, sino también recursos esenciales para la cría de ganado.
En la Dehesa Salmantina se desarrolla una rica vegetación de gramíneas y leguminosas que alimentan a las reses de manera natural, completada en muchos casos con los frutos de temporada, como la bellota. El resultado es un sistema de producción en el que los animales viven al aire libre, se desplazan largas distancias para alimentarse y mantienen un grado de rusticidad y fortaleza que se refleja directamente en la calidad de su carne.
Salamanca es la provincia española con más fincas adehesadas y el territorio con mayor número de toros bravos del mundo. El toro de lidia forma parte de su identidad y cultura, presente incluso en el escudo de la capital. Este animal emblemático comparte paisaje con otra raza clave: la morucha, símbolo del vacuno charro.
La morucha, perfectamente adaptada a la dureza del medio, ha sido durante siglos la raza autóctona de referencia en Salamanca. Su rusticidad, resistencia y capacidad de aprovechar los recursos naturales de la dehesa la convirtieron en una raza extremadamente adecuada para la producción de carne. Con el tiempo, se incorporaron también razas como la charolesa o la limusina, pero siempre bajo las mismas condiciones extensivas y tradicionales de manejo.

La dehesa como modelo de sostenibilidad
Más allá de la carne, la Dehesa Salmantina representa un modelo de equilibrio entre producción y conservación. El pastoreo extensivo evita la acumulación de vegetación seca, reduciendo el riesgo de incendios; favorece la regeneración de los suelos; y contribuye a mantener la biodiversidad. Además, es un motor económico y social para el medio rural, generando empleo y evitando la despoblación en una provincia donde la ganadería es parte del ADN cultural.
Un tesoro de Castilla y León
La Dehesa Salmantina no es solo un paisaje, ni siquiera solo un sistema productivo: es una forma de entender la relación entre el hombre, la tierra y el animal. Es el hogar del toro bravo y del cerdo ibérico, pero también el origen de una de las carnes de vacuno más reconocidas de España, amparada por una IGP que asegura su excelencia.
En Okelan valoramos y compartimos esa filosofía: la carne no se entiende sin respeto por el entorno, por el animal y por las tradiciones que han sabido mantener vivo un ecosistema único. La dehesa es un paraíso del vacuno, y también una lección de cómo la ganadería puede ser sostenible, cultural y deliciosa al mismo tiempo.
